Vivir un Milagro
Una Búsqueda Personal
Cuando septiembre tiñó las hojas canadienses de oro y púrpura, inicié un viaje personal a través de Canadá. ¿El propósito? Encontrar a Mikael Zayat, mi querido alquimista. Esta búsqueda vino después de una larga separación debido a la llamada crisis «sanitaria». Aunque la creación de nuevos elixires era un objetivo, mi alma buscaba secretamente otra cosa.
Peregrinación a través de Quebec
Trazé un itinerario sagrado antes de encontrar a Mikael. Desde el Oratorio de San José hasta Bromont, pasando por la Isla de Orleans, cada paso me sumergió en una profunda investigación interior. Mont St Hilaire me brindó paz, mientras que una aldea indígena me susurró sus antiguas leyendas.
Al principio de este viaje, el Oratorio de San José en Montreal me conmovió especialmente. Este santuario, dedicado al padre de Yeshua, resonó en mi alma. Cada rincón del lugar amplificaba una energía pura, recordando el homenaje del Hermano André a San José.
Frente al corazón embalsamado del Hermano André, confié las esperanzas y oraciones de mi corazón por mi madre, que actualmente sufre mucho, y también por mi padre.
Una Revelación Nocturna
Durante la noche que siguió, un mensaje de mi alma me llegó, claro y resonante: «Serás curado en 3 días». No era simplemente una afirmación, sino una promesa solemne.
La enfermedad de Crohn, mi vieja sombra, había dejado marcas dolorosas. Los días antes de mi viaje habían sido difíciles. Sin embargo, este mensaje me dio esperanza.
Sanación
En tres días, el dolor, la fatiga y los síntomas desaparecieron, dando paso a una ligereza y vitalidad renovadas.
Y después de unos días, me aventuré a probar alimentos que en el pasado me habrían perjudicado. Y, contra todo pronóstico, mi cuerpo los acogió sin el más mínimo dolor. Como si se hubiera levantado un velo, liberando todo mi ser. Más que una sanación física, fue un renacimiento espiritual. Me guió hacia una vida más verdadera, más alineada.
Lección de Alquimia
Mis creencias se disiparon, dando lugar a nuevas perspectivas. Había venido buscando un alquimista, pero descubrí la alquimia en mí. Esta transformación me reveló un mundo de maravillas y alegrías insospechadas.
Un Viaje Transformador
Toda certeza que daba por sentada desapareció, abriendo el camino a nuevas perspectivas. Estaba buscando la sabiduría de un alquimista, pero fue la magia de la alquimia interior lo que descubrí. Esta transformación, aunque a veces brutal y conmovedora, poco a poco revela un mundo de asombro y alegría (ver este artículo). Al final, este viaje trascendió con creces los límites de una simple peregrinación. Simbolizaba un renacimiento, una renovación de la fe y una profunda introspección.
El camino, aunque más ligero, está lejos de ser lineal, todavía con tantas capas por descubrir y desafíos que se presentan ante mí. Pero cada giro esconde una nueva revelación. ¿Qué me deparará el próximo paso? Manténganse sintonizados…